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Desde su conquista perteneció a la orden del Santo Sepulcro de Calatayud, siendo realizada la donación por Ramón Berenguer IV en 1156. Monarcas posteriores confirmaron la donación y en 1328 estaba constituida la encomienda, siendo el comendador Bartolomé Morlanes. Durante la invasión castellana, resistió el ataque de las tropas de Pedro I en 1362 y no se rindió, pese a que ya habían caído Calatayud y otros muchos lugares de la zona. En 1372, Pedro IV confirmó la posesión de la orden del Santo Sepulcro. De nuevo fue atacada por los castellanos en 1374 pero tampoco consiguieron conquistarla.
Está situada no lejos del castillo pero a una cota más baja, de planta rectangular de unos 12 por 6 metros, con obra de mampostería la parte inferior y tapial el resto.
En sus muros aparecen distintos tipos de vanos, como ventanas cuadradas, aspilleras y la puerta de acceso, algo transformada.
La Desamortización trajo consigo la ruina de muchos monasterios, rapiñas, expolios…, pero también las primeras iniciativas estatales para salvaguardar nuestro patrimonio. En 1844 se crearon las Comisiones Provinciales de Monumentos, cuyo objetivo era inventariar, recuperar y trasladar a las capitales de provincia las obras de arte más destacadas que habían quedado abandonadas en los conventos. De allí surgirán nuestros museos provinciales, uno de los cuales, el de Huesca, celebra este año su 150 aniversario.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002